En los últimos años han aparecido en los medios
de comunicación numerosas historias de adultos hoy, antaño niños adoptados, que
han removido su pasado hasta poder encontrar a sus progenitores biológicos. Estoy
seguro que en la inmensa mayoría de los casos estos reencuentros, estos
reconocimientos, han sido felices. Puedo imaginar no obstante que este nuevo saber
no sea causa de alegría sino más bien de dolor.
Mostraremos hoy un ejemplo de esto último.
En la tragedia homónima de Sófocles, Edipo, rey de Tebas, es expuesto
en el monte para morir abandonado con sus pies traspasados y ligados. Más tarde es acogido y criado por los reyes
de Corinto y cuando, forzado por una peste que asola la ciudad,
investiga ansiosamente sus orígenes, no encontrará nada más que un inmenso mar
de dolor y sufrimiento.
EDIPO
….Mi padre era
Pólibo, corintio, y mi madre Mérope, doria. Era considerado yo como el más
importante de los ciudadanos de allí hasta que me sobrevino el siguiente
suceso, digno de admirar, pero, sin embargo, no proporcionado al ardor que puse
en ello. He aquí que en un banquete, un hombre saturado de bebida, refiriéndose
a mí, dice, en plena embriaguez, que yo era un falso hijo de mi padre. Yo,
disgustado, a duras penas me pude contener a lo largo del día, pero, al
siguiente, fui junto a mi padre y mi madre y les pregunté. Ellos llevaron a mal
la injuria de aquel que había dejado escapar estas palabras. Yo me alegré con su
reacción; no obstante, eso me atormentaba sin cesar, pues me había calado
hondo.
Sin que mis
padres lo supieran, me dirigí a Delfos, y Febo me despidió sin atenderme en
aquello por lo que llegué, sino que se manifestó anunciándome, infortunado de
mí, terribles y desgraciadas calamidades: que estaba fijado que yo tendría que
unirme a mi madre y que traería al mundo una descendencia insoportable de ver
para los hombres y que yo sería asesino del padre que me había engendrado. Después
de oír esto, calculando a partir de allí la posición de la región corintia por
las estrellas, iba, huyendo de ella, adonde nunca viera cumplirse las
atrocidades de mis funestos oráculos.
La plaga de Tebas. Charles Francois Jalabert.
Edipo Rey. Sófocles. https://www.google.es/?gws_rd=ssl#newwindow=1&safe=off&q=edipo+sofocles+pdf