Si existe un personaje griego admirado y
controvertido, sin duda lo es Alcibíades (450 - 404 a.C). Famoso por su belleza, su fuerte
carácter y su personalidad voluble y astuta, Plutarco en su Vida Paralela nos da a conocer algunos
aspectos muy concretos de su infancia. Aquí no vemos aún al general que
fracasará en la expedición a Sicilia, no vemos al hombre que se acomoda a la
vida con sus rivales espartanos ni al varón que triunfa ante el sátrapa persa
de Sardes. Aquí solo oímos al niño de elevado rango que dispone de ayo propio y
ama de cría y que, para nuestra sorpresa sufre de dislalia, más concretamente
de rotacismo (pronunciar la erre como
ele). Defecto que también sufre su
propio hijo (o al menos lo imita buscando la fama del padre).
I.- …. Dícese, no sin fundamento, que la inclinación y
amistad que le profesó Sócrates contribuyó mucho para su gloria, puesto que de
Nicias, Demóstenes, Lámaco, Formión, y aun de Trasibulo y Terámenes, ni
siquiera se sabe cómo se llamaron sus madres, mientras que de Alcibíades
sabemos quién fue su ama de leche, que lo fue una Lacedemonia llamada Amicla, y
que fue su ayo Zópiro, dándonos de lo uno razón Antístenes y de lo otro Platón.
Acerca de la belleza de Alcibíades no hay más que decir sino
que, floreciendo la de su semblante en toda edad y tiempo, de niño, de
jovencito y de varón, le hizo siempre amable y gracioso; pues lo que dijo
Eurípides, que en todos los que son hermosos es también hermoso el otoño, no es
así, y sólo en Alcibíades y otros pocos se verificó por la finura y buena
conformación de su rostro. A su voz dicen que le dio atractivo la rareza de su
pronunciación, y que a su habla esta misma rareza la hacía muy graciosa. Hace
mención Aristófanes de su rareza en aquellos versos en que zahiere a Teoro:
Con murmurante acento Alcibíades me dijo luego:
"¿Viste a Teolo? - Yo cabeza de cuelvo le apellido"
Murmuró así Acibíades. Y Arquipo, haciendo también escarnio del hijo de Alcibíades:
"Tiene - dice- el andar de hombre afeminado, con la ropa arrastrando, y para que se le tenga por más parecidco al padre, el cuello tuerce, y habla cecoso."
Francois-Andre Vincent, 1777. “Alcibiades y
Sócrates"
Christoffer Wilhelm
Eckersberg, 1813. “Sócrates y Alcibíades”