Alcmena y sus hijos: Heracles (matando serpientes en la cuna) e Ificles
El mundo de los embarazos gemelares
siempre tiene algo de misterioso. En la mitología griega son frecuentes los
gemelos concebidos de una misma mujer (Leda (1), Alcmena (2)) pero de dos padres, uno
divino (Zeus) y otro mortal, humano.
Encontramos así a Heracles e Ificles, Cástor y Pólux, Helena y Clitemnestra. Todo este asunto de los embarazos múltiples, cuando los padres son varios se denomina superfetación o gemelos dicigóticos heteroparentales, y al parecer no son tan infrecuentes cuando en un ciclo ovulatorio femenino se produce una doble ovulación (algún autor los tasa en 1 de cada 400 embarazos gemelares dicigóticos). * **
Encontramos así a Heracles e Ificles, Cástor y Pólux, Helena y Clitemnestra. Todo este asunto de los embarazos múltiples, cuando los padres son varios se denomina superfetación o gemelos dicigóticos heteroparentales, y al parecer no son tan infrecuentes cuando en un ciclo ovulatorio femenino se produce una doble ovulación (algún autor los tasa en 1 de cada 400 embarazos gemelares dicigóticos). * **
Hoy os acerco la historia de Alcmena,
según lo relata Hesíodo en su obra Escudo, versos 45 y siguientes. (*)
¡Feliz 2017¡
¡Feliz 2017¡
PS.
-
Alcmena. Esposa de Anfitrión
- Electrión. Padre de Alcmena
-
Heracles. Hijo de Zeus y Alcmena
-
Ificles. Hijo de Anfitrión y Alcmena
“Así fue como Alcmena, hija del conductor de pueblos,
Electrión dejando sus moradas y la tierra de la patria, llegó a Tebas con el
bravo Anfitrión. Y en verdad que superaba a la raza toda de las mujeres; y ni
en belleza ni en estatura podría competir con ella ninguna de las mortales que
habían parido después de acostarse con hombres. De su cabeza y de sus párpados
azules emanaba un encanto parecido al de Afrodita de oro; y en su corazón
honraba a su marido más de lo que hasta entonces hubiera honrado al suyo
ninguna otra mujer.
Sin
embargo, Anfitrión, irritado a causa de unos bueyes, había matado, domeñándole
por fuerza, al ilustre padre de Alcmena; y dejando entonces la tierra de la
patria, había, ido, como suplicante, a Tebas para ver a los cadmeos portadores
de escudos; y ahí era donde vivía con su noble mujer, aunque privado de su
amor, porque no le estaba permitido subir al lecho de la hija de Electrión, la
de hermosos tobillos, antes de vengar el asesinato de los magnánimos hermanos
de su mujer y antes de quemar las ciudades de los héroes tafíenses y
teleboenses. Y se le impuso esta misión, poniendo por testigos a los Dioses; y
por eso, temiendo su cólera, se apresuraba él a llevar a cabo rápidamente su
gran empresa, tal y como se lo había ordenado Zeus. Y con él caminaban,
pletóricos del deseo de la guerra, los beodos domadores de caballos, respirando
por encima de sus escudos, y los locrienses, que combatían con armas cortas, y
los magnánimos procios. Y era su jefe el noble hijo de Alceo, gloriándose de
estos pueblos.
Y
el Padre de los hombres y de los Dioses urdió en su espíritu otro designio, con
el fin de engendrar para los Dioses y los hombres industriosos un héroe que
apartara lejos de ellos el peligro. Al punto, urdiendo astucias, descendió del
Olimpo, pletórico de deseo nocturno por una mujer de hermosa cintura. Y llegó
al Tifaonio. Luego, el sabio Zeus subió a la cumbre más alta del Ficio, en
donde se asentó meditando en su espíritu sus designios maravillosos. Y en esa
misma noche, se unió de amor con la hija de Electrión, la de hermosos tobillos,
y satisfizo su deseo; y en esa misma noche, el príncipe de pueblos el ilustre
héroe Anfitrión, volvió a su morada después de dar cima a su magna empresa. Y
no quiso ir en busca de sus
servidores y de sus pastores sin haber subido antes al lecho de su mujer: tan
violento era el deseo que poseía aquel pastor de pueblos. Lo mismo que un pobre
que escapa con júbilo la desdicha, a la enfermedad o a rudas cadenas,
Anfitrión, libre de su empresa, volvió lleno de gloria a su morada y se acostó
esa noche con su mujer venerable, gozando de los dones de Afrodita de oro. Y
así puesta encinta por un Dios y a la vez por el más bravo de los hombres,
Alcmena parió, en Tebas la de las siete puertas, dos hijos gemelos, pero
desemejantes de espíritu, aunque hermano»; el uno de mal carácter, el otro el
más irreprochable y el más bravo de los hombres, el terrible y poderoso
Heracles; y concibió a éste dé Zeus Cronión, que amontona las nubes, y a Ificles
del príncipe de pueblos Anfitrión. Eran desemejantes, porque al uno le había
concebido de un mortal y al otro de Zeus. Cronión, que manda en todos los
Dioses.”