Los accidentes (*) en la infancia son en muchos casos perfectamente evitables, hasta el punto que en realidad no serían verdaderos accidentes sino más bien faltas en nuestra capacidad de prevención, de previsión de los daños que pueden ocurrir. Los niños son niños y debemos estar siempre vigilantes.
Los ahogamientos son un tipo de eventos perfectamente evitables y que cuando ocurren suponen una auténtica tragedia por ser, precisamente, prevenibles. (*)
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