"Aquí me trajeron un hombre, y me dijeron que había mucho tiempo que le
habían herido con una flecha por la espalda derecha, y tenía la punta de la
flecha sobre el corazón. Decía que le daba mucha pena, y que por aquella causa
siempre estaba enfermo. Yo lo toqué, y sentí la punta de la flecha, y vi que la
tenía atravesada por la ternilla, y con un cuchillo que tenía le abrí el pecho
hasta aquel lugar, y vi que tenía la punta atravesada, y estaba muy mala de
sacar; torné a cortar más, y metí la punta del cuchillo, y con gran trabajo en
fin la saqué. Era muy larga, y con un hueso de venado, usando de mi oficio de
medicina, le di dos puntos; y dados, se me desangraba, y con raspa de un cuero
le estanqué la sangre; y cuando hube sacado la punta, pidiéronmela, y yo se la
di, y el pueblo todo vino a verla, y la enviaron por la tierra adentro, para
que la viesen los que allá estaban, y por esto hicieron muchos bailes y
fiestas, como ellos suelen hacer. Y otro día le corté los dos puntos al indio,
y estaba sano; y no parecía la herida que le había hecho sino como una raya de
la palma de la mano, y dijo que no sentía dolor ni pena alguna; y esta cura nos
dio entre ellos tanto crédito por toda la tierra, cuanto ellos podían y sabían
estimar y encarecer. "
https://www.lavanguardia.com/internacional/20230112/8677798/cirujanos-militares-retiran-granada-detonar-pecho-soldado-ucraniano.html
ResponderEliminarNo terminan las guerras, así que la cirugía de guerra sigue activa.
Y esperemos que a la taurina no la desmochen.
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