En la comedia aristofánica de Las Nubes un padre, Estrepsíades, discute con su hijo, Fidípides, derrochador y vago. El primero le recuerda cómo lo cuidó de amoroso cuando era niño, y lo poco que espera de su hijo ahora.
(Os ofrezco dos traducciones para observar el grado de personalismo que permiten).
ESTREPSÍADES. ¡Justísimamente, desvergonzado! ¡A mí que te he educado con cariño, que adivinaba los deseos que manifestabas con voz todavía balbuceante! decías "brin", te comprendía, y te daba al punto de beber. Si decías "manman", seguida te traía pan. Apenas habías dicho "cacean" te sacaba fuera y te sostenía hicieras tus necesidades. Ahora, aunque yo clame y grite, es bien seguro, bribón que no me sacaras fuera ni me sostendrás. Al contrario, me sofocas y me obligas desahogarme aquí mismo.
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ESTREPSIADES ¿Cómo que con razón? Yo, desvergonzado, que te crié atendiendo a todo lo que balbuceabas, por saber qué querías. Si decías "aba", yo te entendía y te daba de beber; si pedías «pa» yo iba traerte pan; no habías acabado de decir «caca", cuando yo te había cogido, y te sacaba a la puerta sosteniéndote. Pero tú ahora cuando me estrangulabas, aunque yo chillaba y gritaba que quería cagar, no quisiste ¡maldito¡, sacarme fuera, a la puerta, sino que me ahogaba y me hice caca allí mismo.
Aristófanes. Las nubes. v 1370. Alianza Editorial.
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