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miércoles, 9 de marzo de 2022

PAPÁ SE VA A LA GUERRA ..



La guerra es la ultima ratio y nunca debería ocurrir. Hemos visto cómo en la tragedia clásica griega se nos relata los males que cabe esperar a los vencidos. Pero antes, y lo estamos viviendo justo ahora en Ucrania, está la despedida, el desgarro de la familia del guerrero. Así se relata esta situación en la Ilíada (canto VI, versos 376-486), cuando Homero nos cuenta la dolorosa separación de Héctor de su mujer Andrómaca y de su hijito Astianacte. 

376 «¡Ea, esclavas! Decidme la verdad: ¿Adónde ha ido Andrómaca, la de níveos brazos, desde el palacio? ¿Á visitar á mis hermanas ó á mis cuñadas de hermosos peplos? ¿Ó, acaso, al templo de Minerva, donde las troyanas, de lindas trenzas, aplacan á la terrible diosa?»

381 Respondióle la fiel despensera: «¡Héctor! Ya que nos mandas decir la verdad, no fué á visitar á tus hermanas ni á tus cuñadas de hermosos peplos, ni al templo de Minerva, donde las troyanas, de lindas trenzas, aplacan á la terrible diosa, sino que subió á la gran torre de Ilión, porque supo que los teucros  (troyanos) llevaban la peor parte y era grande el ímpetu de los aqueos. Partió hacia la muralla, ansiosa, como loca, y con ella se fué la nodriza que lleva el niño.»

390 Así habló la despensera, y Héctor, saliendo presuroso de la casa, desanduvo el camino por las bien trazadas calles. Tan luego como, después de atravesar la gran ciudad, llegó á las puertas Esceas—por allí había de salir al campo,—corrió á su encuentro su rica esposa Andrómaca..... la esposa de Héctor, de broncínea armadura, que entonces le salió al camino. Acompañábale una doncella llevando en brazos al tierno infante, hijo amado de Héctor, hermoso como una estrella, á quien su padre llamaba Escamandrio y los demás Astianacte, porque sólo por Héctor se salvaba Ilión. Vió el héroe al niño y sonrió silenciosamente. Andrómaca, llorosa, se detuvo á su vera, y asiéndole de la mano le dijo:

407 «¡Desgraciado! Tu valor te perderá. No te apiadas del tierno infante ni de mí, infortunada, que pronto seré viuda; pues los aqueos te acometerán todos á una y acabarán contigo. Preferible sería que, al perderte, la tierra me tragara, porque si mueres no habrá consuelo para mí, sino pesares; que ya no tengo padre ni venerable madre....Héctor, ahora tú eres mi padre, mi venerable madre y mi hermano; tú, mi floreciente esposo. Pues, ea, sé compasivo, quédate en la torre—¡no hagas á un niño huérfano y á una mujer viuda!—....

440 Contestó el gran Héctor, de tremolante casco: «Todo esto me preocupa, mujer, pero mucho me sonrojaría ante los troyanos y las troyanas de rozagantes peplos, si como un cobarde huyera del combate; y tampoco mi corazón me incita á ello, que siempre supe ser valiente y pelear en primera fila, manteniendo la inmensa gloria de mi padre y de mí mismo....

466 Así diciendo, el esclarecido Héctor tendió los brazos á su hijo, y éste se recostó, gritando, en el seno de la nodriza de bella cintura, por el terror que el aspecto de su padre le causaba: dábanle miedo el bronce y el terrible penacho de crines de caballo, que veía ondear en lo alto del yelmo. Sonriéronse el padre amoroso y la veneranda madre. Héctor se apresuró á dejar el refulgente casco en el suelo, besó y meció en sus manos al hijo amado, y rogó así á Júpiter y á los demás dioses:

476 «¡Júpiter y demás dioses! Concededme que este hijo mío sea, como yo, ilustre entre los teucros y muy esforzado; que reine poderosamente en Ilión; que digan de él cuando vuelva de la batalla: ¡es mucho más valiente que su padre!; y que, cargado de cruentos despojos del enemigo á quien haya muerto, regocije de su madre el alma.»

482 Esto dicho, puso el niño en brazos de la esposa amada, que al recibirlo en el perfumado seno sonreía con el rostro todavía bañado en lágrimas. Notólo Héctor y compadecido, acaricióla con la mano y así le habló:

486 «¡Esposa querida! No en demasía tu corazón se acongoje, que nadie me enviará al Orco antes de lo dispuesto por el hado; y de su suerte ningún hombre, sea cobarde ó valiente, puede librarse una vez nacido. 








domingo, 27 de febrero de 2022

UCRANIA Y LAS TROYANAS


En la terrible y dolorosa guerra de Ucrania que las televisiones nos transmiten en directo (la primera fue la del Vietnam y aún la recuerdo en aquellas televisiones de rayos catódicos y lámparas) en blanco y negro) sufren y van a sufrir hombres, mujeres y niños. Como todas las odiosas guerras son la misma guerra oigamos la voz de Eurípides en Las Troyanas. Aquí el Coro trágico avanza lo que teme y se avecina. La voz del siglo V a. C es de plena actualidad.



CORO

 

Entona, oh musa, canto fúnebre y nuevos versos

acompañados de lágrimas, deplorando la suerte de

Troya (Ucrania), porque ahora comenzaré en su alabanza con

voz clara triste canción, y lloraré su ruina y mi funesta

suerte, cautiva de la guerra, merced del caballo

de madera que abandonaron los griegos (rusos) a las puertas,

llenas sus entrañas de armas. Los troyanos (ucranianos),

animados con alegres cánticos, se precipitaron ciegos

al abismo que había de perderlos, pensando que

era un presente grato a la virgen inmortal que desconoce

el matrimonio; ciñéronlo con lazos de retorcido

lino, como si fuese el negro casco de una nave,

y arrastrándolo se encaminaron hacia la morada de

Atenea funesta enemiga de mi patria. Apenas había

terminado esta fiesta nos envolvieron las tinieblas

de la noche, y en toda ella no dejaron de oírse la

flauta y los alegres cánticos al compás de las danzas.

Yo, entonces, formando coros celebraba en mi albergue

a la virgen que habita en los montes. Voz

funesta se oyó, y los tiernos niños, agarrándose de

los vestidos de sus madres, extendían aterrados sus

brazos y Ares salió de su escondite por obra de

Atenea. Alrededor de los altares morían mis hermanos,

y en los aposentos destinados al sueño, y en el

silencio de la noche, nos arrebataban nuestros esposos,

y nos vencía la Grecia (Rusia), madre de jóvenes guerreros.