Hablando
estaba la reina
en cosas
bien de notar
con la
infanta de Castilla,
princesa de
Portugal.
A grandes
voces oyeron
un caballero
llorar,
la ropa
hecha pedazos,
sin dejarse
de mesar,
diciendo: -
Nuevas os traigo
para mil
vidas matar;
no son de
reinos extraños,
de aquí son,
d'este lugar.
Desgreñad
vuestros cabellos,
collares
ricos dejad,
derribad
vuestras coronas
y de jerga os enlutad,
por pedrería
y brocado
vestid
disforme sayal;
despedios de
vida alegre;
con la
muerte os remediad.
Entrambas a
dos dijeron
con dolor
muy cordial,
con
semblante de mortales,
bien con voz
para espirar:
- Acabadnos,
caballero,
de hablar у
de matar;
decid: ¿Qué
nuevas son éstas
de tan
triste lamentar?
¿Los grandes
reyes d'España
son varios o
vales mal?
Que tienen
cerco en Granada
con triunfo
imperial.
¿A qué causa
dais los gritos
que al cielo
quieren llegar?
Hablad ya,
que nos morimos
sin podernos
remediar.
Sabed --
dijo el caballero,
muy ronco de
voces dar –
que Fortuna os es contraria
con maldita
crueldad,
y el peligro
de su rueda
por vos hobo
de pasar.
Yo lloro
porque se muere
vuestro
príncipe real,
aquel solo
que paristes,
reina de
dolor sin par,
y el que
mereció con vos,
real
princesa, casar:
de los
príncipes del mundo,
al mayor el
más igual;
esforzado,
lindo, cuerdo,
у el que más
os pudo amar,
que cayó de
un mal caballo
corriendo en
un arenal,
do yace casi
defuncto
sin remedio
de sanar.
Si lo
queréis ver morir,
andad,
señoras, andad,
que ya ni
vee ni oye,
ni menos
puede hablar.
Sospira por
vos, princesa,
por señas de
lastimar,
con la
candela en la mano
no os ha
podido olvidar.
Con él está
el rey su padre,
que quiere
desesperar:
Dios os
consuele, señoras,
si es
posible conhortar;
que el
remedio destos males
es a la
muerte llamar.
En la historia fueron muchas las personas que murieron por una caída de caballo. Eran accidentes de tráfico.
ResponderEliminarPor ejemplo Juan I, que según la Crónica de Juan López de Ayala:
] E acaesció que un domingo, a nueve días del mes de octubre deste año [1390], en la dicha villa de Alcalá de Henares, el rey, después que ovo oído misa, cabalgó en un caballo ruano castellano [...]. E salió fuera de la villa por la puerta que dicen de Burgos e en un barbecho dio el rey de las espuelas al caballo en que iba e, en medio de la carrera, estropezó el caballo e cayó con el rey, en manera que le quebró todo el cuerpo. E los que y estaban fueron a más andar por acorrer al rey e, quando llegaron do estaba, falláronle sin espíritu ninguno, e finado, e quebrados algunos miembros de la caída [...]
Perfecto parte judicial de lesiones
ResponderEliminar¿Sabías que el caballo y su dominio o desgobierno es, en alegoría, el dominio o la cesión del hombre a las pasiones.?
No lo sabía.
ResponderEliminarPero hablando de pasiones y de fatalidades, esto me recuerda a los Cuatro jinetes del Apocalipsis. He aquí al primero:
Apocalipsis,6
1 Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira. 2 Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer.
Otra. El caballo de la noche como emblema de la pesadilla.
ResponderEliminar<>
VLADÍMIR NABÓKOV, Lolita, Barcelona, Anagrama, 1991
O lente currite, noctis equi! ¡Oh, corred suavemente, pesadillas!
ResponderEliminarVLADÍMIR NABÓKOV, Lolita, Barcelona, Anagrama, 1991
Bello latín. Me lo apropio. A la carrera.
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