No se insistirá bastante en la naturaleza prevenible, a poca atención que se empeñe en ello, de una gran cantidad de "accidentes" que por desidia atribuimos fatalmente a la diosa Fortuna.
Véase esta expresiva fábula, incluida en las Fábulas Morales de Samaniego.
EL MUCHACHO Y LA FORTUNA
A la orilla de un pozo,
sobre la fresca yerba,
un incauto mancebo
dormía a pierna suelta.
Gritole la Fortuna:
«Insensato, despierta:
¿No ves que ahogarte puedes,
a poco que te muevas?
Por ti y otros canallas
a veces me motejan,
los unos de inconstante,
y los otros de adversa.
Reveses de Fortuna
llamáis a las miserias;
¿Por qué, si son reveses a
de la conducta necia?»
Esto me recuerda la desgraciada y terrible historia del niño que cayó a un pozo profundísimo aunque estrecho (una prospección en busca de agua): no fue la mala suerte sino la desidia de unos y de otros lo que dejó abierto aquel agujero peligroso. Sospecho que hay muchos otros peligros similares.
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