De la hermosura de las tres bellas princesas enamoradas de tres donceles cristianos, las penas de amor. El autor, el mismo, las princesas las mismas, el amor y la tristeza las mismas. ¡ Bonjour, tristesse¡
"En el centro del pavimento de mármol había una fuente de alabastro, rodeada de flores y hierbas aromáticas, de la que surgía un caudal de agua que refrescaba todo el edificio y producía un murmullo arrullador. Dando vuelta al salón veíanse colgadas jaulas de alambre de oro y plata, con pajarillos del más fino plumaje y de armoniosos trinos. Siempre se mostraron alegres las princesas en el castillo de Salobreña, por cuya razón esperaba el rey verlas entusiasmadas en el Alcázar.
Pero con gran sorpresa suya, empezaron a languidecer, tristes y melancólicas con cuanto las rodeaba. No recibían deleite en la fragancia de los flores; el canto del ruiseñor turbaba su sueño por la noche y no podían soportar con paciencia el eterno murmullo de la fuente de alabastro, desde la mañana a la noche y desde la noche a la mañana."
No hay comentarios:
Publicar un comentario