martes, 21 de enero de 2025

LA RABIA EN GALICIA DEL XIX



En La Madre Naturaleza de Doña Emilia Pardo Bazán se hace mención en varios capítulos a la enfermedad de la rabia. La obra es de 1869 y estas referencias a esta zoonosis no hace sino traducir la relevancia en la Galicia del XIX de esta terrible y mortal enfermedad.

Cap XVI

-¡Uy!, otros son peores. Hay los de cuatro patas... Raposos y lobos; allá en lo más alto de la sierra, jabalíes; la marta, que se come las gallinas; el miñato, que mata las palomas... Pero a mí esos animales fieros no me dan cuidado ninguno; me gustaría ir con los cazadores cuando dan la batida a los lobos, que debe ser precioso; pero a lo que tengo miedo es a... los perros rabiosos, en este tiempo del año. Dice que cuando muerden, para que uno no se muera, hay que quemarle con un hierro ardiendo el sitio donde dejan la baba... ¡ih, ih, ihhh! (Manolita se estremeció, subiendo los hombros como si tuviese frío.)

Cap XXVII

Desde chiquillos andamos juntos, sin diferencias de clases ni de señoríos; y nadie nos recordó nuestra condición desigual, hasta que cayó aquí, llovido del cielo, el señor don Gabriel Pardo de la Lage... Manola, ahí donde usted la ve, no tuvo en toda su vida nadie que la quisiese más que yo, yo (y se golpeaba el fornido pecho), nadie que se acordase de ella, no señor, ni su padre, ¿usted lo oye?, ni su padre... Yo, desde que levantaba del suelo tanto como una berza, la enseñé a andar, cargué con ella en brazos, para que no se mojase los pies cuando llovía, le di las sopas, le guardé el sueño, y le discurrí los juguetes y las diversiones... Yo le enseñé lo poco que sabe de leer y escribir, que si no, ahora estaría firmando con una cruz... Yo la defendí una vez de un perro de rabia... ¿Sabe usted lo que es un perro de rabia? ¡No, que en los pueblos eso no se ve nunca! Pues al perro, con aquellos ojos encarnizados y aquel hocico baboso, lo maté yo, pero no de lejos, sino desde cerquita, así, echándome a él, machacándole la cabeza con una piedra grande, mientras la chiquilla lloraba muerta de miedo... ¡Si no estoy yo allí, a tales horas Manola es ánima del purgatorio! En el brazo y en la pierna me mordió el perro, y gracias que la ropa era fuerte, y allí se quedó la baba...

Cap XXXI


Que pasa un can con la lengua de fuera, un suponer, y te da una dentada...pues como no te acudan con el hierro ardiendo, o no te pongan la cabeza de un conejo en vez de la tuya, que dice que es ahora la última moda de Francia para la rabia...(*)



(*) Louis Pasteur desarrolló la primera vacuna antirrábica en 1885. Inicialmente, esta vacuna se producía atenuando el virus de la rabia en cerebros de conejos infectados. El virus se debilitaba mediante desecación durante varios días.

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Situación de la rabia en Galicia entre 1880 -1900

  • Autores: María Carmen Leira AbellaMaría Teresa Saura Leira
  • Localización: Cadernos de atención primariaISSN-e 1134-3583, Vol. 21, Nº. 1, 2015págs. 69-73
  • Idioma: español
    • Pasteur, en 1881, empieza sus estudios sobre la rabia, colaborando con Roux, y en 1885, descubre la vacuna antirrábica. El descubrimiento de Pasteur significó un avance de tal magnitud que merece su consagración como científico. Con anterioridad a esta fecha hay referencias en la prensa de la época a trágicas situaciones vividas por la población debido a animales rabiosos. Las mordeduras por lobos hidrófobos eran frecuentes en el medio rural gallego y la población sin recursos no podía permitirse grandes desplazamientos.

      Por R. O. de 14 de Mayo de 1886 se comisiona al Dr. D. Maximino Teijeiro Fernández, Catedrático de la Universidad Literaria de Santiago, para estudiar el sistema Pasteur para la rabia a la vecina República Francesa. Le acompañan D. Gerardo F. Jeremías Devesa y D. Leopoldo López García. Realizan una Memoria sobre el sistema curativo de la rabia, que se publica en 1888. En las conclusiones de esta Memoria proponen que se establezca en España al menos un Instituto de Vacunación de la Rabia por el sistema Pasteur, en el punto en que crea más oportuno, y provisto de todos los medios necesarios.

      Tras la apertura del instituto del Dr. Jaime Ferrán y Clúa, en Barcelona, las personas que sufrían la inoculación de la rabia debían acudir a este establecimiento, lo que sólo las clases más acomodadas podían permitirse.

      En 1897 el Dr. D. Ángel Cobián Areal abre su Instituto Microbiológico o Consultorio Antirrábico y Diftérico en Pontevedra. La apertura de este instituto supone un hecho de gran relevancia, pues la aparición de institutos de vacunación más próximos, donde además se podía recibir tratamiento, supone evitar en muchos casos la muerte por esta enfermedad.




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