ELICIA.- ¿Cómo vienes tan tarde? No lo debes hacer, que eres vieja. Tropezarás donde caigas y mueras.
CELESTINA.- No temo eso, que de día me aviso por donde venga de noche, que jamás me subo por poyo ni calzada, sino por medio de la calle. Porque, como dicen, «no da paso seguro quien corre por el muro», y que «aquel va más sano que anda por llano». Más quiero ensuciar mis zapatos con el lodo que ensangrentar las tocas y los cantos. Pero no te duele a ti en ese lugar.
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