jueves, 27 de noviembre de 2025

EL LOCO DE LA COLINA


Lo cuenta Borrow en su obra La Biblia en España de 1842, interesante libro de viajes por Portugal y España. Encuentro casual que muestra el abandono cruel de los orates en el XIX. Cerca de Elvás.



La torre cuya parte inferior estaba toda maciza...aquel era, evidentemente, el alojamiento de los encargados de vigilar la frontera y de dar la alarma encendiendo hogueras acaso al aparecer los enemigos. Un puñado de hombres resueltos podía defenderse en tan pequeña fortaleza contra asaltantes numerosos, expuestos en la subida a los tiros de la torre. Ya iba a marcharme cuando, detrás de una parte del muro no recorrida por mí, sonó un grito extraño; acudí presuroso y me encontré con una miserable criatura, harapienta, sentada en una piedra. Era un loco, como de treinta años de edad, creo que sordomudo. Clavado en su asiento, desvariaba y gesticulaba, retorciendo su ruda fisonomía en espantables contorsiones. Solo aquello faltaba para completar la escena. Unos bandidos hubieran estado fuera de lugar en tan melancólica desolación. Pero el loco, sentado en la piedra detrás de las ruinas batidas por el viento, contemplando los marchitos chaparrales, sobre los que gravitaba un cielo hosco y pesado, componía un cuadro de tristeza y miseria como no lo habrá concebido poeta o pintor alguno en sus delirios más sombríos. No es éste el primer caso en que me ha tocado comprobar que la realidad sobrepuja a veces a la fantasía.


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