Los médicos de estos siglos eran malfamados y sujetos de numerosas invectivas, chanzas y sarcasmos. Veamos El Crotalón como se despacha a gusto con ellos en el Canto XV a la par que nos describe perfectamente los efectos de un ofidio extramadamente venenoso. Aquí se compara la sangría por la que muere el galeno con las sangrías que él hacía a desmano.
"A otra alma que iba huyendo del fuego y prisión mordió una serpiente llamada hemorrois en un braço y luego súbitamente saltó dél al suelo y quedó toda el alma acrebillada de agujeros pequeños y muy juntos, por los cuales la ponçoña les salía envuelta en sangre, de manera que por todos los poros le manaba con gran continuaçión, y las lágrimas que por los ojo le salía era de aquella emponçoñada de sangre; y por las narizes y boca le salía un grande arroyo sin nunca çesar; todas las venas se abrieron y súbitamente se desangró, y con gemidos muy doloridos parecía morir sin poder acabar; y ansí tomándola un demonio sobre sus espaldas se lançó al fuego con él. Ésta era un alma de un médico que en el mundo con gran descuido sin estudio ni consideración usaba de la medicina por sólo adquirir honra y riquezas, principalmente usaba de la sangría con peligro de los pacientes sin miramiento alguno."
¿Una serpiente llamada hemorrois? Era horrenda ya desde el nombre.
ResponderEliminarLa etimología del nombre lo explica y con ello pierde su horror.
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