lunes, 27 de enero de 2025

BOCIO MERGULLANTE EN LA GALICIA DEL XIX



Paciente de 1897

Las obras naturalistas, entre las que destacadamente hallamos La madre naturaleza de Doña Emilia Pardo Bazán, prestaban atención minuciosa a todo lo que les rodeaba. En la Galicia rural alejada del mar, los bocio gigantes eran muy frecuentes. Y así nos lo cuenta Doña Emilia, incluso transmitiendo las creencias populares sobre su etiología. 

Cap II

 En medio de esta especie de arca de Noé, reposaba inmóvil, sentada al pie de la artesa, con los naipes mugrientos al alcance de la mano, la vieja bruja de la Sabia.

Era su figura realmente espantable. Habíale crecido el bocio enorme, hasta el punto de que se le viese apenas el verdadero rostro, abultando más la lustrosa y horrible segunda cara sin facciones, que le caía sobre el pecho, le subía hasta las orejas, y por lo hinchada y estirada contrastaba del modo más repulsivo con el resto del cuerpo de la vieja, que parecía hecho de raíces de árboles, y tenía de los árboles añosos la rugosidad y oscuridad de la corteza, los nudos, las verrugas. 


Cap XIX

-Pues a mí poca gracia me hace que me maldiga un espantajo así. De seguro que esta noche sueño con ella. ¡Qué horrorosa está con el bocio! ¿De qué se cogerán estos bocios, tú, Perucho?

-Dice que de beber el agua que corre a la sombra del nogal o de la higuera.

-¡Ay! Dios me libre de catarla enjamás.







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