domingo, 30 de agosto de 2015
sábado, 29 de agosto de 2015
OTRA ANUNCIACIÓN A OTRA VIRGEN
“A su madre, cuando se hallaba encinta de él, le vino la aparición de
un demon egipcio; era Proteo, el que en Homero cambia de forma. Ella, sin
ningún temor, le preguntó qué iba a dar a luz. Y él le dijo:
-
A mí.
-
Y tú, ¿quién eres? - replicó ella.
-
Proteo, -dijo- el dios egipcio.”
Vida de Apolonio de Tiana. Filóstrato.
Biblioteca Básica Gredos, 2002.
Traducción: Alberto Bernabé Pajares
BENEFICIOS DE LA LACTANCIA MATERNA PARA LOS ANCIANOS
La
semana pasada expusimos las ventajas, indubitables, de la lactancia materna
para los bebés y lactantes. Con ser esto cierto, menos de nosotros sabremos,
que por ser un alimento muy completo, también ha demostrado a lo largo de la
historia sus ventajas para las personas ancianas. No cabe olvidar que 1 litro
de leche madura de madre contiene 700 kilocalorías y un 88% de agua en su
composición, suficiente para mantener a una persona adulta con vida, sobretodo si
pensamos que las dietas extremadamente bajas para tratar la obesidad mórbida
contienen entre 450 y 800 kilocarías/día. [1]
Para
sustentar esta tesis os traigo una serie de relatos que tratan en extenso el
tema, tan querido a los clásicos, del amor entre generaciones y del debido deber
de atención y sustento de los hijos hacia los padres cuando éstos alcanzan una
vejez debilitante. Comenzaremos con el relato de las cuitas de Pero y su madre
/ padre Cimón, en la voz del escritor romamo Valerio Máximo (Siglo I a.C). Su
obra fue muy usada en los siglos posteriores para elaborar discursos morales.
Al tema que nos ocupa se le conoce aún en la actualidad con el lema de “Cáritas Romana.”
“El Pretor entregó a un Triunviro una mujer de noble
sangre que avía condenado a muerte en su tribunal, para que le matase en la
cárcel. A donde recibida, el carcelero movido de misericordia no la mato luego (inmediatamente). También permitió que una
hija suya entrase donde ella estaba, pero mirándola con gran cuidado, porque no
llevase alguna comida, pensando que avía de suceder muriese de hambre. Pero
como ya pasasen muchos días, considerando el carcelero qué fuese la causa
porque se sustentaba tanto tiempo, mirándola con más curiosidad vio que
sustentaba (a) la madre socorriéndola con su leche dándole el pecho. Aviendo el
carcelero dicho al Triunviro esta novedad tan admirable de lo que avía visto,
el Triunviro al Pretor, el Pretor a la congregación de los jueces alcanzó que
no executasen la sentencia contra la mujer.”
“Pensaría alguno que se hizo esto contra la naturaleza
de las cosas, si la primera lei de la naturaleza no fuera amar a los padres.”
“Juzguemos que Pero hizo lo mismo quanto toca a la
piedad, la qual sustentó a su padre Cimón afligido con la misma fortuna, y
estando preso siendo ya muy viejo, dándole pecho como si fuera algún niño.”
“Los nueve libros de los
Exemplos y virtudes morales de Valerio Máximo traduzidos y comentados en lengua
castellana” Diego
López. Sevilla, 1631. Libro V, Capítulo IV. “De
la piedad para con los padres.”
La
misma leyenda de Cimón y Pero, la trata, en verso y de forma más amena nuestro
clásico del siglo XVI Francisco de Guzmán.
“A muerte fue por
mala condenada
la madre de la hija más piadosa,
que Tulia más arriba ya nombrada
la hija de Servilio maliciosa:
La qual muger en cárcel encerrada
por no le dar la muerte vergonçosa
querían que de hambre se muriesse
do nadie su pecado conociesse.
La hija de la qual entrar podía
a verla cada ora que quisiesse,
mirándola contino si metía
viandas a la madre que comiesse:
Mas viendo ya que muerta ser deuia
busco la guardia modo que pudiesse,
secretamente ver de que manera
biuia la cuytada prisionera.
Y solas otras vez las dos estando
miró por cierta parte muy secreta,
y vio la triste madre que mamando
la hija sustentaua con la teta:
Lo qual el carcelero publicando
mandaron por justicia harto recta,
que fuesse por la hija ser tan buena
la mala madre libre de la pena.”
la madre de la hija más piadosa,
que Tulia más arriba ya nombrada
la hija de Servilio maliciosa:
La qual muger en cárcel encerrada
por no le dar la muerte vergonçosa
querían que de hambre se muriesse
do nadie su pecado conociesse.
La hija de la qual entrar podía
a verla cada ora que quisiesse,
mirándola contino si metía
viandas a la madre que comiesse:
Mas viendo ya que muerta ser deuia
busco la guardia modo que pudiesse,
secretamente ver de que manera
biuia la cuytada prisionera.
Y solas otras vez las dos estando
miró por cierta parte muy secreta,
y vio la triste madre que mamando
la hija sustentaua con la teta:
Lo qual el carcelero publicando
mandaron por justicia harto recta,
que fuesse por la hija ser tan buena
la mala madre libre de la pena.”
Francisco de
Guzmán. Triunfos morales. 1565
La anécdota que nos
traslada este relato ha sido ampliamente tratado en las artes plásticas,
comenzado por un fresco en mal estado en Pompeya. Más tarde tuvo una amplia
difusión en el Renacimiento y en los siglos XVI y XVII. Os dejo varios
ejemplos. (Galería de Imágenes)
Etiquetas:
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domingo, 9 de agosto de 2015
viernes, 7 de agosto de 2015
BONDADES DE LA LACTANCIA MATERNA PARA LOS INFANTES
Celebramos en estos días las bondades que la lactancia natural ofrece a los
recién nacidos, ya sean a término o prematuros. En la Antigüedad,
sin fórmulas lácteas adaptadas como alternativa segura a la leche
de la madre, sólo era posible usar bien leche de otros mamíferos, bien la lactancia mercenaria.
Al parecer, en la Roma clásica hubo un lugar denominado columna
lactaria, situado estratégicamente entre el mercado de las verduras (forum
olutorium) y el de los animales (forum boarium) en el que se podía
encontrar amas de cría para niños menesterosos.
Quien nos da brevísima noticia de ello es Festus, gramático del siglo II en
su De verborum significatu, quien al
referirse a la palabra lactaria dice:
“Lactaria columna in foro olitorio dicta, quod
ibi infantes lacte aleados deferrebat”.
(“La columna lactaria en el Foro Olitorio,
así llamada porque pueden llevar los niños para ser amamantados.”)
V.J.
Bastús i Carrera (1830) en su Diccionario
Histórico añade otros detalles que dan cuenta de la caridad de las matronas romanas: "Algunas (madres) por indigencia o inhumanidad
les dejaban expuestos en el pedestal de la misma en el cual había una especie
de cuartito. Juvenal dice que las mujeres de consideración y posibilidades iban
muy a menudo a tomar alguna de aquellas infelices criaturas para hacerlas criar
en su casa y las de quien nadie se encargaba eran mantenidas a expensas del
público."
domingo, 2 de agosto de 2015
¿VIRTUD O MALDAD? O HÉRCULES EN LA ENCRUCIJADA
Sebastiano Ricci
(1659 - 1734). Hércules en la
Encrucijada.
Todos los padres, los míos también, viven
preocupados por el futuro de sus hijos. Uno de los temores más acuciantes atañe
a las cualidades morales que exhibirá nuestro retoño, nuestro brote. Y la
meditación sobre el camino “recto”
que no es sino el de la “virtud”
entendida como esfuerzo y persistencia cruza los siglos, desde los paganos
hasta los cristianos mostrando siempre la importancia y dificultad de la
elección.
Hoy traigo a colación a Basilio de Cesárea (330
– 379), Padre de la Iglesia de los primeros siglos, en cuyo escrito “A los jóvenes: cómo sacar provecho de la
literatura griega” se entrelazan ambos mundos, pagano y cristiano, con la
amplitud de miras suficiente para saber discernir cómo muchos escritores
paganos reflexionaron sobre virtudes y costumbres aceptables y asumidas por los
cristianos. En realidad no son dos mundos opuestos, sino un continuum de imágenes virtuosas que nos
es dable hallar entre otros en Homero, Hesíodo, Jenofonte y Basilio. ¡Sólo hay
que saber elegir¡ Y a eso se dedica este panfleto delicioso.
PD. Para aquellos que tras leer a Basilio no
estén aun ahítos, añado una de sus fuentes, Jenofonte (434 - 354 a.C)
“….Heracles, cuando era muy joven, con casi la misma edad que
vosotros tenéis ahora, y estaba decidiendo qué camino tomar, si el que lleva
por el esfuerzo a la virtud o el otro más fácil, se le acercaron dos mujeres,
que eran Virtud y Maldad.
Y de inmediato, aun estando calladas, manifestaban por su
figura lo diferente que eran. La una, en efecto, a base de cosmética esta
acicalada para aparentar belleza, se derretía de lúbrica molicie y llevaba
colgando todo un enjambre de placeres: y el caso es que lo iba exhibiendo y,
prometiéndole aún más cosas, intentaba arrastrar a Heracles hacia sí.
Pero la otra estaba hecha un esqueleto y sucia y con la
mirada seria y le decía cosas muy distintas: no le prometía, no, nada de
desenfreno ni de placer, sino sudor, fatigas y peligros sin cuento por tierra y
mar: el premio de todo esto era hacerse dios, según el relato de aquél. Y
precisamente a esta última acabó por seguir Heracles.”
Basileo de Cesárea. A
los jóvenes: Cómo sacar provecho de la literatura griega. Ed. Ciudad Nueva,
2011. (V, 14-16)
******
“Cuando Hércules estaba pasando de la niñez a la
adolescencia, momento en el que los jóvenes, al hacerse independientes, revelan
si se orientarán en la vida por el camino de la virtud o por el del vicio,
cuentan que salió a un lugar tranquilo y se sentó sin saber por cuál de esos
dos caminos se dirigiría...
Y se le aparecieron dos mujeres altas que se acercaban
a él, una de ellas de hermoso aspecto y naturaleza noble, de pureza engalanado
el cuerpo, la mirada púdica, su figura sobria y vestida de blanco.
La otra estaba bien nutrida y aun metida en carnes,
blanda, embellecida con colorete, de modo que parecía más coloradota y esbelta
de lo que era; tenía los ojos abiertos de par en par y llevaba un vestido que
dejaba entrever sus encantos juveniles. Se miraba y remiraba sin
parar, mirando si algún otro la observaba, y a cada momento hasta se volvía a
mirar su propia sombra.
Cuando estuvieron más cerca de Heracles y mientras la
primera le seguía al mismo paso, la segunda se adelantó ansiosa de interpelar a
Heracles y le dijo:
—Te veo indeciso, Heracles, sobre el camino de la vida
que has de tomar. Por eso, si me tomas por amiga, yo te llevaré por el camino
más dulce y más fácil y no te quedará sin probar ninguno de los placeres.
Vivirás sin conocer las dificultades y las penas. En primer lugar, no tendrás
que preocuparte de guerras ni trabajos, sino que te pasarás la vida pensando
qué comida o bebida agradable escoger, qué podrías ver u oír para deleitarte,
con qué aromas te gustaría perfumarte y con qué jovencitos te gustaría más estar
acompañado, cómo dormirías más blando y cómo conseguirías todo ello con el
menor trabajo. Y si alguna vez te entra recelo por los gastos para conseguir
eso, no pienses que yo te llevaré a esforzarte y atormentar cuerpo y espíritu
para procurarlo, sino que te aprovecharás del trabajo de los otros sin privarte
de nada de lo que se pueda sacar algún provecho, porque a los que me siguen yo
les doy la facultad de sacar ventajas por doquier.
Dijo Heracles al oír estas palabras:
—Mujer, ¿cuál es tu nombre?
Y ella respondió:
—Mis amigos me llaman Felicidad, pero los que me
odian, para denigrarme, me llaman Placer.
En esto se acercó la otra mujer y dijo:
—Yo he venido también a ti, Heracles, porque sé
quiénes son tus padres y me he dado cuenta de tu carácter durante tu educación.
Por ello tengo la esperanza de que, si orientas tu camino hacia mí, podrás
llegar seguro a ser el héroe de nobles y hermosas hazañas y yo misma seré mucho
más estimada e ilustre por los bienes que otorgo. No te voy a engañar con preludios
de placer, sino que te explicaré cómo son las cosas en realidad, lisa y
llanamente, tal como los dioses las establecieron. Porque de cuantas cosas
buenas y nobles existen los dioses no conceden nada a los hombres sin esfuerzo
ni solicitud, sino que, si quieres que los dioses te sean propicios, debes
honrarlos, si quieres que tus amigos te estimen, tienes que hacerles favores,
y, si quieres que alguna ciudad te honre, debes servirla; si pretendes que toda
Grecia te admire por tu valor, has de intentar hacer a toda Grecia algún bien;
si quieres que la tierra te dé frutos abundantes, tienes que cuidarla; si crees
que debes enriquecerte con el ganado, debes preocuparte por él; si aspiras a
prosperar en la guerra y quieres ser capaz de ayudar a tus amigos y someter a
tus enemigos, debes aprender las artes marciales de quienes las conocen y
ejercitarte en la manera de utilizarlas. Si quieres adquirir fuerza física,
tendrás que acostumbrar a tu cuerpo a someterse a la mente y entrenarlo por
medio de trabajos y sudores.
El Placer, interrumpiendo, dijo:
- ¿Te
das cuenta, Heracles, de cuán largo y difícil es el camino que esta mujer te
propone hacia la dicha? Yo te llevaré hacia la felicidad por un camino fácil y
corto.
Entonces dijo la Virtud:
- ¡Miserable! ¿Qué bien posees tú? O ¿qué sabes tú de placer, si no estás dispuesta a hacer nada para alcanzarlo? Tú, que ni siquiera esperas el ansia de placer sino que, antes de desearlo, te sacias ya de todo, comiendo antes de tener hambre, bebiendo antes de tener sed, contratando cocineros para comer a gusto, buscando vinos carísimos para beber con agrado, corriendo por todas partes para buscar nieve en verano.
Para dormir a gusto no te conformas con un colchón mullido sino que además procuras armadura y dosel para las camas, pues deseas dormir no porque te cansas, sino por no tener nada que hacer. Y, en cuanto a los placeres amorosos, los fuerzas antes de necesitarlos recurriendo a toda clase de artificios contra natura y utilizando a hombres como mujeres. Así es como educas a tus propios amigos, vejándolos por la noche y haciéndolos acostarse a las mejores horas del día. A pesar de ser inmortal, los dioses te han rechazado y los hombres de bien te desprecian. No oyes nunca el más agradable de los sonidos, el de la autoestima, ni contemplaste jamás el más hermoso espectáculo, el de una buena acción hecha por ti.
¿Quién podría creerte cuando hablas? ¿Quién te socorrería en la necesidad? ¿Quién que fuera sensato se atrevería a ser de tu cofradía? Pues es la de las personas que mientras son jóvenes son físicamente débiles y, de viejos, se vuelven torpes de espíritu, porque durante su juventud se mantuvieron relucientes y sin esfuerzo y ya en la vejez la atraviesan marchitos y llenos de fatiga, avergonzados de sus acciones pasadas y agobiados por las presentes, pues, tras pasar velozmente durante su juventud por los placeres, han reservado para la vejez las lacras.
Yo, en cambio, estoy con los dioses y los hombres de
bien y no hay acción hermosa divina o humana que se haga sin mí. Recibo más
honores que nadie, tanto de los dioses como de los hombres afines. Soy una
colaboradora estimada para los artesanos, guardiana leal de la casa de los
señores, asistente benévola para los criados, buena auxiliar en los trabajos de
la paz, aliada segura de los esfuerzos de la guerra, la mejor intermediaria en
la amistad. Mis amigos disfrutan sin problemas de la comida y la bebida, porque
se abstienen de ellas mientras no sienten deseo de ellas. Su sueño es más
agradable que el de los vagos y, si se sienten molestos cuando lo dejan, ni
siquiera a causa de él dejan de llevar a cabo sus obligaciones. Los jóvenes son
felices con los elogios de los mayores, y los más viejos se complacen con los
honores de los jóvenes. Disfrutan recordando acciones de antaño y gozan
llevando bien a cabo las presentes. Gracias a mí son amigos de los dioses,
estimados de sus amigos y honrados por su patria. Y cuando les llega el final
marcado por el destino, no yacen sin gloria en el olvido, sino que florecen por
siempre en el recuerdo, celebrados con himnos.
Así es, Heracles, hijo de padres ilustres, como
podrás, a través del esfuerzo continuado, conseguir la felicidad más perfecta”.
Jenofonte. Memorabilia. “Heracles
en la encrucijada"
PS. Hermosas y numerosas representaciones de la Historia del Arte de mismo tema: https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Hercules_at_the_crossroads
Hércules: camino empredado frente a camino liso
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