Epístola XVI
Antonio de Guevara, obispo de Mondoñedo,
al Duque de Alba Don Fadrique de Toledo. (1524)
Vuestra Señoría me escribe que también ha estado malo, y que da todo su mal por bien empleado, así por verse sano, como por estar con un santo propósito de irse á la mano al pecar, y de abstenerse del comer. Á mí, señor, me pesa de corazón que hayáis estado malo, y pláceme mucho, y muy mucho, que estéis dese buen propósito; aunque es verdad que holgaría más de véroslo cumplir, que no de oiroslo prometer; porque los infiernos están llenos de buenos deseos, y el paraíso está lleno de buenas obras. Sea lo que fuere, que para mí no hay cosa en que más conozca ser un hombre cuerdo ó no, que es verle cómo se vale en la adversidad, y cómo se aprovecha de la enfermedad. No hay igual locura con emplear mal la salud, ni hay igual cordura con sacar algún fruto de la enfermedad. Cum infirmior, tunc fortior sum. Decía el Apóstol, que cuando estaba enfermo, entonces estaba más recio; y esto decía él, porque al enfermo ni le hincha soberbia, ni combate lujuria, ni le derrueca avaricia, ni le molesta envidia, ni le altera ira, ni le sojuzga gula, ni le descuida pereza, ni aun le desvelan pundonores de honra. ¡Pluguiese á Dios, Sr. Duque, que tales fuésemos sanos, cuales prometimos de ser cuando estábamos enfermos!