domingo, 25 de agosto de 2024

DETERMINISMO BIOLÓGICO



La escuela de novela naturalista que abrazó la Pardo Bazán, a imitación de Emilio Zola, siempre fue criticada en España por su franca descripción de los hechos de naturaleza más desagradables y horrendos.  Además, la idea de que los seres humanos venimos determinados en buena medida por nuestras herencias biológicos y del medio social que nos tocó en suerte.  Aquí podemos ver una muestra canónica.

Capitulo XI. La Tribuna, 1883



Por derecho propio, Amparo pertenecía a aquel taller privilegiado.

Encontró en él muy buena acogida y dos amigas: a la una se aficionó de suyo, movida de un instinto protector; llamábanle Guardiana, era nacida al pie del santuario de Nuestra Señora de Guardia, tan caro a Marineda; y según ella misma decía, la Virgen le había de dar la gloria en el otro mundo, porque en este no le mandaba más que penitas y trabajos. Guardiana era huérfana; su padre y madre murieron del pecho, con diferencia de días, quedando a cargo de una muchacha de dos lustros de edad, cuatro hermanitos, todos marcados con la mano de hierro de la enfermedad hereditaria: epiléptico el uno, escrofulosos y raquíticos dos, y la última, niña de tres años, sordo-muda. Guardiana mendigó, esperó a los devotos que iban al santuario, rondó a los que llevaban merienda, pidiéndoles las sobras, y tanto hizo, que nunca les faltó a sus chiquillos de comer, aunque ella ayunase a pan y agua. Al raquítico dio en abultársele la cabeza, poniéndosele como un odre: fue preciso traerle médico y medicinas, todo para salir al cabo con que era una bolsa de agua, y que la bolsa se lo llevaba al otro mundo. A bien que el médico no sólo se negó a cobrar nada, sino que, compadecido de Guardiana, tuvo la caridad de meterla en la Fábrica, que fue como abrirle el cielo, decía ella. Después de la Virgen de la Guardia, la Fábrica era su madre. Nunca le había faltado nada a sus pequeños desde que era cigarrera, y aún le sobraban siempre golosinas que llevarles; fruta en verano, castañas y dulces en invierno. 





RNM. Se aprecia el acúmulo de líquido cefalorraquídeo en los ventrículos cerebrales.

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