sábado, 28 de junio de 2025

ACOMPAÑAR EN LA MUERTE

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!NO ESTUDIES PARA MÉDICO!



Luego entró al Instituto, y por las noches era su madre quien le tomaba las lecciones. Y estudió para tomárselas. Estudió todos squellos nombres raros de la historia universal, y solía decirle sonriendo: «Pero ¿cuántas barbaridades han podido hacer los hombres, Dios mío! Estudió matemáticas, y en esto fue en lo que más sobresalió aquella dulce mujer. «Si mi madre llega a dedicarse a las matemáticas...>>-se decía Augusto. Y recordaba el interés con que seguía el desarrollo de una ecuación de segundo grado. Estudio psicología, y esto era lo que más se le resistía.
Pero, ¿qué ganas de complicar las cosas solía decir a esto. Estudió física y química e historia natural. De la historia natural lo que no le gustaba era aquellos motajos raros que se les da en ella a los animales y a las plantas. La fisiología le causaba horror, y renunció a tomar sus lecciones a su hijo. Sólo con ver aquellas liminas que representaban el corazón o los pulmones al desnudo, presentabasele la sanguinosa muerte de su marido. «Todo esto muy feo, hijo mío le decía; no estudies para médico. Lo mejor es no saber cómo se tienen las cosas de dentro.»

Cuando Augusto se hizo bachiller le tomó en brazos, le miró al bozo, y rompiendo en lágrimas exclamó: «¡Si viviese tu pa-dre!... Después le hizo sentarse sobre sus rodillas, de lo quede los ojos escudriñadores. «Tengo que vivir para ti, para ti solo le decía por la noches, antes de acostarse-, Augusto. Y éste

llevaba a sus sueños nocturnos un beso húmedo aún en lágrimas. Como un sueño dulce se les iba la vida.

Por las noches le leía su madre algo, unas veces la vida del Santo, otras una novela de Julio Verne o algún cuento candoroso y sencillo. Y algunas veces hasta se reía, con una risa silenciosa y dulce que trascendía a lágrimas lejanas.

Luego entró al Instituto, y por las noches era su madre quien le tomaba las lecciones. Y estudió para tomárselas. Estudió todos squellos nombres raros de la historia universal, y solía decirle sonriendo: «Pero ¿cuántas barbaridades han podido hacer los hombres, Dios mío! Estudió matemáticas, y en esto fue en lo que más sobresalió aquella dulce mujer. «Si mi madre llega a dedicarse a las matemáticas...>>-se decía Augusto. Y recordaba el interés con que seguía el desarrollo de una ecuación de segundo grado. Estudio psicología, y esto era lo que más se le resistía.

Pero, ¿qué ganas de complicar las cosas solía decir a esto. Estudió física y química e historia natural. De la historia natural lo que no le gustaba era aquellos motajos raros que se les da en ella a los animales y a las plantas. La fisiología le causaba horror, y renunció a tomar sus lecciones a su hijo. Sólo con ver aquellas liminas que representaban el corazón o los pulmones al desnudo, presentabasele la sanguinosa muerte de su marido. «Todo esto muy feo, hijo mío le decía; no estudies para médico. Lo mejor es no saber cómo se tienen las cosas de dentro.»

Cuando Augusto se hizo bachiller le tomó en brazos, le miró al bozo, y rompiendo en lágrimas exclamó: «¡Si viviese tu pa-dre!... Después le hizo sentarse sobre sus rodillas, de lo que

Niebla, v,77

domingo, 8 de junio de 2025

sábado, 7 de junio de 2025

SEGURIDAD ALIMENTARIA



"A casi todos estos restaurantes y casas de comidas del barrio de Saint-Séverin llevaban clandestinamente, de los mercados centrales, por la madrugada, carnes que comenzaban a corromperse, pescados pasados, caza podrida y otra porción de desechos, que allí los adobaban para utilizarlos de nuevo."


Capítulo XI. Los últimos románticos. Pío Baroja, 1916

miércoles, 4 de junio de 2025

UN MÉDICO PERFECTO

Capítulo IV.  Los últimos románticos. Pío Baroja. 1916


"Conocía el doctor de Diego todas las martingalas de la práctica para contentar á la gente. Desconfiaba de lo nuevo , lo cual para la mayoría es signo de gran ciencia. Iba treinta ó cuarenta años atrasado en sus ideas, lo que no es mejor ni peor que ir al día, como la moda de boyuno es tampoco mejor que la de ayer, sino igual. Practicón en su oficio , obtenía grandes éxitos, y sobre todo, lo que era más importante para él, ganaba mucho dinero recetando agua de malvas y aceite de ricino. Su mayor habilidad consistía en satisfacer los caprichos del enfermo y resolver sus incompatibilidades: que á éste no le gustaba el chocolate , la leche ó el caldo , pues en seguida el doctor de Diego buscaba otra cosa para darle. Además, el doctor poseía conocimientos acabados y profundos del arte culinario é indicaba el verdadero modo de hacer el puré, la sopita de ajo ó el ponche, y cuando el ama de la casa no le comprendía, llamaba á la cocinera y le explicaba con todo detalle el tiempo que debía estar la cazuela ó la cafetera en el fuego, y otros extremos igualmente interesantes. Un médico cuya escala de conocimientos abarcaba desde las alturas de la psicología hasta las vulgaridades del fogón, necesariamente debía ser un sabio, v lo fuera ó no, el doctor de Diego pasaba por tal."

domingo, 25 de mayo de 2025

ACÍBAR y DESTETE


Así se destetaba en el XIX.



"Por lo demás, todos habían pasado momentos muy amargos en aquel al que volvían la espalda; y los recuerdos tristes, a la larga, afean siempre en la mente los lugares que los suscitan. Y si estos lugares son aquéllos donde hemos nacido, hay quizá en tales memorias algo más áspero y punzante. También el niño, dice el manuscrito, reposa a gusto en el seno de la nodriza, busca con avidez y confianza el pecho que lo ha alimentado dulcemente hasta entonces; pero si la nodriza, para destetarlo, lo moja con ajenjo, el niño retira la boca, luego vuelve a probar, y finalmente se aparta; llorando, sí, pero se aparta."

Capítulo XXXVIIII. Alessandro Manzoni. Los novios.

NATURA OMNIA VINCIT


En esta novela de dos prometidos separados durante tres años y, con una guerra, una depresión económica y una peste bubónica de por medio, cuando todo ha terminado....los novios logran su deseo de matrimoniar y hasta el cura se da cuenta de que tras todas estas calamidades en la historia de la humanidad, siempre, siempre, la población se recupera. ¡Misterios¡


Capítulo XXXVIIII. Alessandro Manzoni. Los novios.

 "¡Ea!, volvamos a lo nuestro: el domingo os publicaré en la iglesia; y mientras tanto, ¿sabéis lo que he pensado para serviros mejor? Mientras tanto, pediremos dispensa para las otras dos amonestaciones. Deben de tener buen trabajo allá en la curia, haciendo dispensas, si en todas partes pasa lo que aquí. Para el domingo tengo ya, uno... dos... tres; sin contaros a vosotros: y pueden llegar más. Y luego, a este paso, ya veréis dónde vamos a parar: no va a quedar nadie soltero. Mal hizo Perpetua en morirse precisamente ahora; porque éste era el momento para encontrar también ella pretendiente. Y en Milán, señora, me figuro que será lo mismo. —¡Ya lo creo!, figúrese que, sólo en mi parroquia, el domingo pasado, cincuenta amonestaciones. —Lo que yo digo; el mundo no quiere acabar."