sábado, 31 de diciembre de 2016

GEMELOS DE PADRES DIFERENTES





Alcmena y sus hijos: Heracles (matando serpientes en la cuna) e Ificles



El mundo de los embarazos gemelares siempre tiene algo de misterioso. En la mitología griega son frecuentes los gemelos concebidos de una misma mujer (Leda (1), Alcmena (2)) pero de dos padres, uno divino (Zeus) y otro mortal, humano.

Encontramos así a Heracles e Ificles, Cástor y Pólux, Helena y Clitemnestra. Todo este asunto de los embarazos múltiples, cuando los padres son varios se denomina superfetación o gemelos dicigóticos heteroparentales, y al parecer no son tan infrecuentes cuando en un ciclo ovulatorio femenino se produce una doble ovulación (algún autor los tasa en 1 de cada 400 embarazos gemelares dicigóticos). * **

Hoy os acerco la historia de Alcmena, según lo relata Hesíodo en su obra Escudo, versos 45 y siguientes. (*)

¡Feliz 2017¡



PS.


-          Alcmena. Esposa de Anfitrión

-      Electrión. Padre de Alcmena

-          Heracles. Hijo de Zeus y Alcmena

-          Ificles. Hijo de Anfitrión y Alcmena




Así fue como Alcmena, hija del conductor de pueblos, Electrión dejando sus moradas y la tierra de la patria, llegó a Tebas con el bravo Anfitrión. Y en verdad que superaba a la raza toda de las mujeres; y ni en belleza ni en estatura podría competir con ella ninguna de las mortales que habían parido después de acostarse con hombres. De su cabeza y de sus párpados azules emanaba un encanto parecido al de Afrodita de oro; y en su corazón honraba a su marido más de lo que hasta entonces hubiera honrado al suyo ninguna otra mujer.



Sin embargo, Anfitrión, irritado a causa de unos bueyes, había matado, domeñándole por fuerza, al ilustre padre de Alcmena; y dejando entonces la tierra de la patria, había, ido, como suplicante, a Tebas para ver a los cadmeos portadores de escudos; y ahí era donde vivía con su noble mujer, aunque privado de su amor, porque no le estaba permitido subir al lecho de la hija de Electrión, la de hermosos tobillos, antes de vengar el asesinato de los magnánimos hermanos de su mujer y antes de quemar las ciudades de los héroes tafíenses y teleboenses. Y se le impuso esta misión, poniendo por testigos a los Dioses; y por eso, temiendo su cólera, se apresuraba él a llevar a cabo rápidamente su gran empresa, tal y como se lo había ordenado Zeus. Y con él caminaban, pletóricos del deseo de la guerra, los beodos domadores de caballos, respirando por encima de sus escudos, y los locrienses, que combatían con armas cortas, y los magnánimos procios. Y era su jefe el noble hijo de Alceo, gloriándose de estos pueblos.
Y el Padre de los hombres y de los Dioses urdió en su espíritu otro designio, con el fin de engendrar para los Dioses y los hombres industriosos un héroe que apartara lejos de ellos el peligro. Al punto, urdiendo astucias, descendió del Olimpo, pletórico de deseo nocturno por una mujer de hermosa cintura. Y llegó al Tifaonio. Luego, el sabio Zeus subió a la cumbre más alta del Ficio, en donde se asentó meditando en su espíritu sus designios maravillosos. Y en esa misma noche, se unió de amor con la hija de Electrión, la de hermosos tobillos, y satisfizo su deseo; y en esa misma noche, el príncipe de pueblos el ilustre héroe Anfitrión, volvió a su morada después de dar cima a su magna empresa. Y no quiso ir en busca de sus servidores y de sus pastores sin haber subido antes al lecho de su mujer: tan violento era el deseo que poseía aquel pastor de pueblos. Lo mismo que un pobre que escapa con júbilo la desdicha, a la enfermedad o a rudas cadenas, Anfitrión, libre de su empresa, volvió lleno de gloria a su morada y se acostó esa noche con su mujer venerable, gozando de los dones de Afrodita de oro. Y así puesta encinta por un Dios y a la vez por el más bravo de los hombres, Alcmena parió, en Tebas la de las siete puertas, dos hijos gemelos, pero desemejantes de espíritu, aunque hermano»; el uno de mal carácter, el otro el más irreprochable y el más bravo de los hombres, el terrible y poderoso Heracles; y concibió a éste dé Zeus Cronión, que amontona las nubes, y a Ificles del príncipe de pueblos Anfitrión. Eran desemejantes, porque al uno le había concebido de un mortal y al otro de Zeus. Cronión, que manda en todos los Dioses.”


Zeus y Alcmena






viernes, 2 de diciembre de 2016

¡ EN ESTO HA SALIDO A TI....¡




Ares y Afrodita



¿Cuántas veces aquellos de nosotros que trabajamos con niños no hemos asistido a peleas entre los padres en nuestra consulta? Son situaciones extremadamente desagradables y no es nada infrecuente que uno se enfrente al otro achacándole todos o algunos de los defectos del hijo, siempre heredados del otro progenitor.
Curiosamente este problema no solo se da entre los humanos mortales, sino al parecer, si hacemos caso a Homero, entre los dioses olímpicos. En el texto de hoy, extraído de la Ilíada, veremos a Zeus dirigirse a su hijo Ares, dios de la guerra y colérico adjudicar su mal carácter a una herencia de su madre, Hera.



"-¡Inconstante! No te lamentes, sentado junto a mí, pue me eres más odioso que ningún otro de los dioses del Olimpo. Siempre te han gustado las riñas, luchas y peleas, y tienes el espíritu soberbio, que nunca cede, de tu madre Hera a quien apenas puedo dominar con mis palabras. Creo que cuanto te ha ocurrido lo debes a sus consejos. Pero no permitiré que los dolores te atormenten, porque eres de mi linaje y para mí te parió tu madre."

Canto V, 889, Ilíada


Zeus y Hera