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En una de las quales (islas)
retirado |
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Vivía un hombre santa y dulcemente, |
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A quien fuí yo del mar por hijo
dado, |
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Siéndome el cielo próspero y
clemente: |
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Oirás, Señor, un caso señalado, |
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Reveládome a mí por el prudente |
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Viejo que me crió de la manera |
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Que si su verdadero hijo fuera. |
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Contábame que, estando atento un día |
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Mirando como el mar bravo y furioso, |
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Con un levante que le revolvía |
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Con porfiado soplo y riguroso, |
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Sus altas olas con furor rompía |
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En su preciso límite arenoso, |
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Atronando la playa, que alterada |
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Estaba, negra, triste, y despoblada; |
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Vió llegar fluctuando a la ribera, |
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Allí muy cerca de donde él estaba, |
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Una ancha y hermosísima venéra, |
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Que por cosa admirable celebraba: |
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La qual, como si alguno la rigiera |
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En el rigor de la tormenta brava, |
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Los golpes de las olas esquivando |
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Del bravo mar, la tierra iba
ganando. |
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Y al fin llegada, y puesta en
salvamento, |
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Donde al soberbio mar la tierra
enfrena, |
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Un niño echó con admirable tiento |
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Fuera del agua en la mojada arena; |
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Y luego del refluxo y mar violento |
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Sorbida fué, de arena y agua llena, |
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Quedando yo, que el niño era,
tendido, |
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Sin
pulso, sin aliento, y sin sentido. |
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El viejo, que mirando atentamente |
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Estuvo siempre aquella maravilla, |
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Con presurosos pasos diligente |
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A ver lo que era yo llega a la
orilla; |
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Y visto, me levanta, y con ardiente |
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Zelo de caridad a su casilla |
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Me lleva, y con remedios principales |
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Vuélveme
los espíritus vitales. |
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Tenía yo de edad un año, quando |
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Fuí por este camino así admirable |
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A ser hijo del viejo venerando, |
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En cristiandad, y en discrecion
notable: |
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El qual, como estuviese vacilando, |
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Con discurso confuso y variable, |
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Acerca de mi nombre y nacimiento, |
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Y de aquel prodigioso acaecimiento; |
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Sucedió que, quitándome el vestido |
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Del tempestuoso mar todo mojado, |
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En un pequeño reliquiario asido |
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Un cordon, y con fuerza desatado, |
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Fué causa que se abriese; y de
escondido |
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Manifiesto quedó un papel doblado, |
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Que era una oración hecha en mi
ruego, |
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De quien mi nombre supo el viejo
luego. |
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Supo que Juan Garín mi nombre era, |
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Y así me llamó siempre el sabio
anciano; |
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Crióme allí desde esta edad primera |
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Hasta seis años con su industria y
mano: |
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Al cabo de los quales la ribera |
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Del mar dexó, la isla, el rio, y
llano, |
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Y subióse conmigo á Monserrate, |
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De cuyo asiento gustarás que trate. |

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