sábado, 1 de julio de 2023

PICA Y OPILACIÓN


En ocasiones las niñas y los niños comen materiales inadecuados: tiza, tierra, barro. Se denomina "pica" (*) y en ocasiones trasluce una carencia férrica. Lo más curioso es que en nuestro siglo de oro las damas comían trocitos de arcilla para tener aspecto pálido y enfermizo, inducir amenorrea; lo que se llamaba estar "opilada". Para su tratamiento se recomendaba paseos al aire libre (estaciones en el poema) y "tomar el acero" (agua contenida en un recipiente con hierro) lo que se nos cuenta, a modo de enredo amoroso, en la comedia de Lope El acero de Madrid.
Por eso en el cuadro, la dama de compañía con acondroplasia ofrece el búcaro (*) a la alta señora. Y también lo vemos en Las Meninas.
Para ejemplificar la cuestión de la opilación os muestro esta bella lírica de Tirso de Molina.



Dígasme tú, la serrana, 
adamada de facciones,
aunque del sol ofendida 
porque nunca de él te escondes; 
así de tus pensamientos 
los dulces empleos goces, 
y contra lisonjas tiernas 
tengas el pecho de bronce: 
¿qué nuevo mal te entristece 
desde ayer, que las colores 
del abril de tu hermosura 
muestran penas interiores? 
¿Hízote mal con los ojos 
alguno de los garzones 
que por vengar los que matan 
intenta añublar tus soles?
¿Has tomado alguna hierba,
entre el toronjil que comes, 
cuyo veneno te cría tan desabridos humores? 

¿Comes carbón, yeso o tierra 
como las damas de Corte, 
que diz que adrede se opilan 
por andar las estaciones? 

¿Has visto alguna fantasma
 del alma, que Dios perdone, 
que se aparece en la iglesia 
a los que pasan de noche? 
Si es amor, la mi serrana, 
y acaso no lo conoces, 
bachillera de su fuego 
sus travesuras me hicioren. 
Una abeja es pequeñita, 
que tiene dos aguijones, 
de amor y aborrecimiento, 
¡fuego con él, que bien se esconde! 
A quien le conoce olvida; 
ruega a quien no le conoce; 
no hay agravio que le venza, 
no hay ausencia que le borre. 
Antaño, por este tiempo, 
a la sombra de aquel robre, 
me dió por alma un serrano: 
¡hoguera soy desde entonces!
 Ni sé lo que es libertad
ni qué es quietud; 
que el chicote ciego, mátalas callando,
no suelta si una vez coge.



(de La Peña de Francia, III, 3)





opilar
 

Del lat. oppilāre.

1. tr. desus. Obstruircerrar el paso.

2. prnl. Dicho de la hembraDejar de tener el flujo menstrual.

3. prnl. Bol. Dicho del estómagoLlenarse de agua.


No hay comentarios:

Publicar un comentario